
La noticia ha sacudido el mundo del periodismo argentino: Jorge Lanata, ese personaje que se adueñó de la pantalla y de nuestras noches de insomnio con su inconfundible estilo, ha partido a los 64 años. Y si bien muchos podrían pensar que su vida fue un constante tira y afloja con la verdad y el amarillismo, hay que reconocer que su capacidad para generar polémica y conversación fue, al menos, espectacular.
Lanata no solo era un periodista; era un verdadero showman del periodismo, un maestro en el arte de la provocación. Desde sus primeros pasos en el mundo de la televisión hasta su icónica y a veces controvertida trayectoria, logró construir un legado que, aunque muchos critiquen, es innegable. ¿Quién más podría haber hecho del periodismo un circo donde la noticia es solo un acto más?
Su vida amorosa, enredada en romances que fueron tan mediáticos como sus investigaciones, dio mucho de qué hablar. ¡Ah, la vida de Lanata! Entre sus éxitos profesionales y sus desamores, siempre tenía una historia lista para compartir. Y sí, su boda con Elba Marcovecchio fue un evento que atrajo miradas, pero no tanto como sus investigaciones sobre corrupción, que se llevaban la atención del público y de los políticos por igual.
Su partida ha generado reacciones de todos los colores. Desde mensajes emotivos de colegas hasta el inevitable toque de sarcasmo de aquellos que nunca se llevaron bien con su estilo. Wanda Nara, por ejemplo, no se quedó atrás y también dejó su mensaje de despedida. Porque, claro, ¿quién no querría tener su minuto de fama en este momento tan conmovedor?
Así que, en resumen, aunque el micrófono de Lanata se haya apagado, su legado permanecerá encendido en las mentes de muchos. Y aquí es donde nos quedamos, cuestionando si realmente el periodismo perdió un gigante o simplemente se liberó de un espectáculo que ya había dejado de ser divertido. ¿Ustedes qué opinan? ¿Estamos ante una gran pérdida o ante un nuevo comienzo? Compartan sus pensamientos, que el debate está servido.
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