
¡Ah, Madison, Wisconsin! La ciudad que ha decidido que la rutina escolar incluya un tiroteo. En un giro inesperado que, desafortunadamente, no sorprende a nadie, una estudiante de 15 años tomó las cosas en sus propias manos, dejando un trágico saldo de tres muertos, incluido su propio ser. Y mientras tanto, el resto del mundo se queda mirando con la mezcla exacta de horror y resignación que hemos llegado a dominar en la era de las noticias trágicas.
La noticia ha sido un festín para los medios, con titulares que retumban como campanas de alarma. Los detalles son escalofriantes: la atacante, en un giro del destino digno de una película de terror, se quitó la vida después de la tragedia. Una historia que parece sacada de un guion de Hollywood, pero que en realidad es tan real como el dolor que deja en la comunidad.
Sin embargo, aquí es donde el sarcasmo entra en juego. ¿Cuántos tiroteos más se necesitarán para que la sociedad tome en serio el tema de la seguridad escolar? ¿Acaso el hecho de que una estudiante de secundaria sea la responsable no dice algo sobre el estado de nuestras aulas? En lugar de discutir sobre el último modelo de teléfono o la moda de la temporada, ahora estamos hablando de cómo sobrevivir a un día de clases.
Las reacciones han sido diversas. Algunos han comenzado el inevitable debate sobre la salud mental en los adolescentes, mientras otros simplemente se encogen de hombros y repiten el mantra de «pensamientos y oraciones». ¡Bravo! Nada dice ‘solución’ como una oración en Twitter.
En un país donde el acceso a las armas es más fácil que encontrar un Starbucks, la respuesta parece ser ignorar el problema hasta que suceda nuevamente. Y cuando lo haga, seguramente habrá más palabras vacías. Pero, ¿quién necesita un cambio real cuando podemos seguir haciendo lo que siempre hemos hecho? Y así, Madison se une a la larga lista de ciudades que han hecho de los tiroteos escolares una triste tradición.
Así que, mientras los estudiantes de Madison intentan volver a la normalidad, el resto de nosotros nos quedamos preguntando: ¿cuánto más tendremos que soportar antes de que esto se detenga? ¿Quizás es hora de hacer algo más que simplemente compartir nuestra indignación en las redes sociales? Tal vez, solo tal vez, deberíamos dejar de esperar a que la próxima tragedia nos despierte. Pero claro, eso también sería demasiado pedir. ¡Hasta la próxima! No olviden dejar sus pensamientos en los comentarios, porque, al final del día, eso es lo que realmente importa.
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